ATMÓSFERA MEDIA | El científico más veterano alerta de que «la ignorancia y el fanatismo» matan a Doñana

‘Operación Lázaro‘. Así ha bautizado con mucha socarronería el plan de rescate Doñana quien fue director de la Estación Biológica de 1975 a 1988 y es uno de los científicos más expertos del Parque Nacional. Javier Castroviejo (Bueu, 1940) no duda en afirmar que «ignorancia» y «sectarismo» están acabando con una Doñana que necesita, como en la resurrección de Lázaro, «un milagro». Asiste “perplejo” a la última gran polémica con la propuesta de ley que amplía el regadío en el Parque Nacional. A su juicio, esa norma nunca se debería haber impulado pero no es el verdadero problema que tiene esta reserva natural única en el mundo. «Ponemos el foco en el binomio acuífero-fresa y el verdadero problema de doñana no radica en ese eje sino en la marisma”, señala el veterano científico.

Para desarrollar su teoría hay que explicar, él lo hace con mucho detenimiento, los distintos paisajes que componen Doñana. Está su acuífero, aguas subterráneas a 100 ó 200 metros, suelos arenosos, una esponja que bebe el agua y es su gran reserva hidráulica. pero en el parque hay mar, playa, coto y marisma. A ese último ecosistema señala el dedo de Castroviejo sin que nadie parezca querer oírle, lamentó. La marisma es una zona de suelo arcilloso, canales de agua, arroyos y cauces que en parte vierten al mar muchos hectómetros al mar y donde estaría el verdadero maná hídrico del Parque. Una marisma que denuncia, con datos en la mano, que «han destruye las administraciones”, con canalizaciones de agua que han matado los cauces biológicos que llevaban agua limpia desde la sierra y recargaban de forma natural el acuífero. «Ese ciclo mágico está roto», aconsejó Castroviejo.

Desastre de Aznalcóllar

El 1998 El desastre de la mina de Aznalcóllar encendió las alarmas allí empujó a la Unesco a preparar un ultimátum, un documento que declaraba Doñana en peligro. Ya entonces, como ahora se ha anunciado, se avisó de que podía perer su catalogación de Patrimonio de la Humanidad. Las negociaciones entonces fueron cábiles, Castroviejo las conoce de primera mano, y acabaron en un pacto qu’firmó por el Gobierno la entonces ministra del PP Isabel Tocino. El compromiso de restauración de la marisma, lanzado por real decreto (7/1999) con el horizonte temporal ‘Doñana 2005’. Llovieron cientos de millones de la UE para la regeneración hídrica del Parque. «Nada se ha cumplido y la mayoría de los fondos se devolvieron a Bruselas», advierte el científico. «Lo que nos ahora no es por el cambio climatático, que sin duda ocurre afecta, sino porque hace 25 años se pensó que los tractores ganaran el pulso y hoy tenemos una marisma envenenada por los fertilizantes y los pesticidas, seca, donde es imposible encontrar vida, ni ranas ni una lagartija», dice apesadumbrado. «La marisma está muerta, ha sido derrotada«. Los cauces naturales se han convertido en canalizaciones y se ha arado alrededor.

El cauce más importante que lleva agua a la marisma es el del Guadiamar y el Brazo de la Torre. Ambos han sido cercenados a favor de la agricultura intensiva de los frutos rojos y de los arrozales, se han levantado muros que impidan que el agua fluya de manera natural y se recargue el acuífero. La importancia de recuperar ambos cauces señala en el último documento aprobado por el Gobierno de España (Real Decreto Ley 4/2023) de medidas urgentes por la sequía. Para Castroviejo ahí está “la llave” para salvar uno de los humedales más importantes de Europa. “Si esto se soluciona, la posibilidad de recargar agua natural del acuífero es enorme. Estamos a tiempo de salvar Doñana aunque cada vez sea más difícil”, señala uno de sus mayores conocidos.

«Para que esto no se destruya, todas las partes tienen que ceder«, dice Castroviejo, «la única que no puede ceder más es la naturaleza». Eleva un grito de socorro a los agricultores ya las administraciones. in nada bueno. El sector quiere reestructurarse y unirse si quiere sobrevivir”, aconsejó, “quizás que cedan y ganen un poco menos de dinero sería bueno para todos””. «Habría que recuperar arroyos, replantar árboles, recuperar bosques de utilidad pública que han sido arrasados», sostiene el científico, convencido de que también hay que buscar motores económicos para la zona en la caza, la ganadería intensiva, el turismo… «La marisma sois un prodigio de productividad ecológica», señala, «todos los sectores tienen que convivir». «Un parque que gire solo alrededor de la fresa o el arroz no es sostenible», agrega. “Tenemos eso reconsiderar el conjunto, tener una visión holística y llenar los ojos”, pide el exdirector de la Estación Biológica, qu’admete que no es cierto que la fresa esté cultivada «a 30 o 40 kilómetros de Doñana». «Los cultivos están en la zona que es Red Natura 2000 y lindando con el Parque», señala, «quizás haya que eliminar unas pocas hectáreas de frutos rojo, solo una pequeña parte».

Una Europa atónita

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En una visión histórica, el estudioso se remonta a cuando afortunadamente se discutía despojado de Europa de ver el Parque ante el temor de que fuera arrasado. «El as las administraciones siempre han estado en el bando destructor del espacio natural», aconsejó. Desde la República, que apostó por una ganadería intensiva de cabras y quería arrasar una parte, hasta Franco, que se dispuso a plantar eucaliptos, hasta los luminados que decidirán montar en esta zona privilegiada de Huelva “una pequeña Holanda, dedicada a la fresa». «¿Ya nadie se acuerda del Plan Almonte Marismas? », se pregunta el científico. Este plan, definitivamente abandonado por el plan de 2014, reorganiza las hectáreas de cultivo intensivo y que ahora se quiere revertir con Ley’s propuesta en marzo, fue impulado por el PSOE en los albores de la democracia con fondos europeos y aspira a poner en uso 14.000 hectáreas de regadío en el entorno de Doñana, en las provincias de Huelva y Sevilla. han trabajado a la contra del Parque y con impunidad. Las ojos no se cumplen y no pasa nada“, lamentó Castroviejo.

Las autoridades andaluzas muestran desconcierto por el calado internacional de cualquier iniciativa que toque Doñana. «Esp por ignorancia o por sectarismo«, repite este científico, que recuerda aquellos años en los que los niños escandinavos hacían sus campañas en el colegio con el bucólico lema de «una corona, un ánsar». de Europa de la colonia de más de 80.000 años que recalaban en Doñana desde el Norte europeo quedan apenas 5.000. En los países europeos miran todo lo que se hace en España con estupefacción, «como si fuéramos unos incivilizados», y la amenaza de multas desde la Comisión Europea no sirve. «El problema es que las penas están levantadas en el Gobierno de España y pagan todos los españoles. Paga lo mismo el que quiere desde la avaricia cultivar más una hectárea más de Doñana que un jubilado de Girona. La humillación y el bochorno de esas multas parce que no importan», lamentó Castroviejo. La ‘Operation Lázaro’, el milagro para salvar Doñana puede darse cuenta, avisar, pero hay que mirar a la marisma y sentarse a la misma mesa a todas las administraciones y los agricultores en un acuerdo en el que «todos deben ceder y cumplir la ley&rdquor ;.“No hay más”, sentencia.