diciembre 10, 2024

Balance, un socio culé y canterano de La Masia, acongoja al Barcelona | deportados

Balance, un socio culé y canterano de La Masia, acongoja al Barcelona |  deportados

La copa mola, dicen los marketinianos de la Federación. Ya va siendo hora de que no haya dudas sobre una competición única y más en el formato fetén, el todo o nada que es su esencia, esa que puso a la par al histórico y grandísimo Barcelona con la novela Intercity, un equipo de la tercera categoría del fútbol español con seis años de trayectoria y una fición que no acaba de nacer, que quizás esté y esté esté esté despues de epopeyas como la viva en el vetusto Rico Pérez, un campo de prestado para quienes ejercían de locales. Tres veces se adelantó el Barcelona, ​​​​tres le empató el Intercity, indomable cuando fue valiente, derrotado al fin (3-4) por un oportunista. El guardado Ansu Fati volvió a aparecer en un momento decisivo, en la prórroga, para sacar al Barça de un apretón.

3

Gaizka Campos, Vadik, Guillem Jaime (Nsue, min. 82), Gálvez (C. Herrera, min. 45), Falzon (F. Angong, min. 93), Cristo Romero, Pol Roigé (Christian Koffi, min. 64) , Miguel Mari, Martín Bellotti, O. Soldevila y Aaron Piñan (Xemi, min. 67)

4

Barcelona

Iñaki Peña, Koundé, Alba, Ronald Araújo (Eric Garcia, min. 60), Héctor Bellerín (Marcos Alonso, min. 82), Kessié Franck, Busquets, Pablo Torre (Gavi, min. 60), Depay (Ansu Fati, min. . 74), Ousmane Dembélé (Alex Balde, min. 105) y Ferrán Torres (Raphinha, min. 60)

goles 0-1 minutos 3: Ronald Araújo. 1-1 minutos 59: O.Soldevila. 1-2 minutos 66: Ousmane Dembélé. 2-2 minutos 73: O.Soldevila. 2-3 minutos 76: Rafina. 3-3 minutos 85: O.Soldevila. 3-4 minutos 103: Ansu Fati.

Árbitro Valentín Pizarro Gómez

tarjetas amarillas Pablo Torre (mín. 49)

La Copa triunfa porque se sale de la pauta y ofrece relatos inesperados como el de Oriol Soldevila, un joven socio del Barcelona que se forjó en el vivero del Cornellá y jugó dos campañas en el juvenil azulgrana antes de emigrar al segundo equipo del Birmingham con la mapa de libertad bajo el brazo. Este verano aceptó una oferta del Intercity para crear desde Primera RFEF con apenas 21 años. Ni en sus mejores sueños podría imaginar que tres goles al Barcelona iban a ponerle en todo tipo de radares.

Todo fue inesperado en una noche alicantina qu’abona la epica copera. El Barcelona hizo lo que parecía aconsejable para no desgastar el sistema nervioso de sus futbolistas: marcó de inicio y pareció tomar distancia respecto a las urgencias. No fumar. Nada cambió ese gol tempranero respecto al plan de uno y otro equipo, pero sí que matizó las necesidades, sobre todo las del Barcelona, ​​​​que se adocenó. Para el Intercity la derrota mínima suponía un contratiempo, pero no dejó de esforzarse para seguir en el partido y esperar su momento, que llegó.

El vaivén inicial del partido no se explica sin la figura de Ronald Araújo, lesionado hace tres meses y medio. El portentoso central charrúa volvió con la exuberancia que es seña de identidad. La muestra al tercer minuto con un testarazo en el primer palo a saque de esquina. A esa altura ya era notorio que el partido se envolvía en una atmósfera particular. Sin un grupo de animación en la grada que sostuviera su esfuerzo, el Intercity juzgó durante bastantes minutos como si fuera una invitación ante una bancada atestada de seguidores de Barcelona… y del Hércules. Hasta que el orgullo del césped se contagia al graderío.

Sin apreturas fuera del verde, con un gol a favor casi desde el vestuario, el combo que adiestra Xavi puso los cimientos para una noche plácida. Pero no supo edificar el sosiego. Se atascó ante un rival amurallado y con recursos para golpear a la contra con el excelente Aarón Piñán, una bala. Este se basa en el plano del Interurbano antes del descanso y así pudo llegar al empate tras un pase de Soldevila en el que a Piñán cobijó un latifundio entre las centrales. Una excelente conducción le situó ante Iñaki Peña, que sustituyó bajo palos a Ter Stegen. El regateó allí empaló un remate a la roja. Pero entonces apareció Araújo de la nada para sacar la pelota a córner. En realidad fue el segundo gol del uruguayo.

El Barcelona tuvo el control, pero el Intercity trabajó tras la pelota, basculó y se tapó, apenas concedió un par de opciones, una de Memphis que envenenó hacia el larguero tras tropezar en un zaguero y un remate cruzado de Ferrán al filo del receso. Se quedó en pie el Intercity y tuvo la audacia de tomar el volante y girarlo tras el descanso. Subió líneas el equipo que dirige Gustavo Siviero, aquel argentino central de la escuela de Héctor Cúper. Y se fue a mirar a los ojos al Barcelona. Tardó a cuarto de hora en empatar porque Koundé y Araújo midieron mal para despejar un saque de esquina y el central Vadik tocó de cabeza para darle un remate en boca de gol a Soldevila. «Marcar uno ya era un sueño», dijo al final.

El Intercity no cayó en la tentación del enroque. Siguió con el plan B, mantuvo la línea defensiva lejos de su portero y se fue al combate. El marcó Dembelé porque ya había espacios tras la zaga local y Gavi los detectó con un pase magisterial, pero volvió la paridad con Soldevila de nuevo protagonista para dénudarez la rigidez de la zaga blaugrana. El eterno Jordi Alba volvió a parecer para habilitar ante el gol a Raphinha. Y volvió a marcar, por tercera vez, Soldevila después de que Gaizka Campos mantuviera con vida al Intercity con una monumental parada a remate del extremo brasileño.

Sin Lewandowski, al que Xavi dejó en casa por técnica a pesar de que la sanción ratificó de tres partidos sólo le impidió jugar en La Liga, sin Pedri, que tampoco se desplazó, pero con muchos de sus millonarios recursos, el Barcelona se prestó a resolver el problema en la prórroga. El auxiliaron sus extremos, punzantes. Dembélé tuvo filo y terminó desfondado; Raphinha se enchufó tan pronto como salió al partido. Al equipo alicantino los castigaron por los costados. Por el derecho tejió el Barcelona el gol de la victoria, con un centro raso de Raphinha al punto de penalti, a la zona de los goles, allí donde todavía vive Ansu Fati. “La Copa es así”, resumió Araújo.

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