abril 27, 2024

El pastelerito que conquistó a Wanda Nara tendrá su propio programa de cocina

En el Día del Amigo, Joaquín está solo, pero contento y concentrado en una minitorta a la que acaba de sacar del horno y está a punto de decorar. «No se por qué, pero no tengo amigos. Cuando los necesité, no apareció ninguno, después todos se burlaron de mí y me hicieron bullying, ¿necesita bullying? Ya ahora que tengo 600.000 seguidores en Instagram me hablan para que los etiquete en las redes y así tener más likes. Para eso prefiero estar como ahora, bien, en familia y cocinando postres».

Podría parecer triste o generar algún tipo de pena, pero nada de eso: Joaquín Nahuel Núñez luce fuerte y despreocupado a sus 12 años. Es más, se muestra muy abocado en su labor y pese a su corta edad tiene los objetivos bien claros.

«Quiero ser pastelero profesional, ese es mi sueño. Empecé a preparar tortas a los seis años. En 2019, cuando tenía ocho, tuve el accidente, me quemé y volví con todo en 2021″. ​Joaquín mostró imágenes del progreso de sus tortas en las redes, «el video se viralizó y hoy no puedo creer la cantidad de gente que me sigue», dice el dicho Clarín mientras inyecta dulce de leche a su tentador postre.




Joaquín es toda una estrella en las redes sociales. Sus videos en Instagram y en Tik Tok, donde cuenta sus proezas en la cocina, le valieron más de 600.000 seguidores.

La passion por la cocina la heredó de su abuelo Francisco y de su padrastro Adán, y «empezó a dedicarse a los postres, sobre todo a las tortas, cuando va a ser un chiquilín… Siempre estuvimos cerca suyo para controlarlo, pero Joaco se maneja, sabe manejarse, es maduro, quizás mer por las dificultades por las que deberán atravesar»cuenta Raquel Escobar, su mamá, que admite estar «muy alejada de la cocina. Por suerte están los hombres de la familia».

Joaquín vive en General Rodríguez y muestra, orgullosa, la cocina que está construyendo su padrastro. «Yo también doy una mano, porque quiero que esté lista lo más rápido posible», saca pecho. Dicen madre e hijo que falta colocar el techo de chapa, hacer el piso e instalar luz, gas y agua.

Joaquín Nahuel, sonríe en la puerta de su futuro "laboratorio".  La cocina está en construcción y desde allí cocinará y tendrá su programa en las redes.


Joaquín Nahuel, sonríe en la puerta de su futuro «laboratorio». La cocina está en construcción y desde allí cocinará y tendrá su programa en las redes.

«Si tenemos la plata, en un mes está funcionando todo», pronosticó Raquel y se pone contento el hijo. «Acá voy a tener mi programa de cocina que transmitiré mi canal de YouTube y en put redes -desde adentro del ambiente en construcción-. Estoy pensando en el número, pero saldrá de ‘Las recetas de Joaquín’, o ‘Las dulzuras o las delicias de Joaquín’, tengo que ver qué me convence más».

Adulto, Joaquín porque un pequeño gran hombre. Antes dijo al pasar un accidente, que pudo ser una tragedia pero se transformó en una bisagra y trampolín. «Yo tenía ocho años, fue en el cumple de mi mamá, pobrecita… un 5 de abril de 2019. Estaba jugando con mi hermano mayor, Fabricio, con una botella que tenía alcohol y tirábamos el líquido a unas brasas que estaban encendidas sin saber el peligro. De pronto hubo una explosión y chau, me envolvieron las llamas».

"Mis mejores amigos son los postres"dijo el 20 de julio, el Día del Amigo, cuando habló con Clarín en su casa de General Rodríguez.


«Mis great amigos son los postres», dijo el 20 de julio, el Día del Amigo, cuando habló con Clarín en su casa de General Rodríguez.

El chico habla como si se tratara de un dia de clases. La mamá lo mira y lo escucha. «Mi cumpleaños ya no lo festejo más. Fue una pesadilla aquella noche. Era medio tarde, estaba fresco y ya venían diciendo que entraran a la casa. Pero no me hacían caso y yo renegaba y tenía en brazos a Román, el hermanito menor, entonces de dos meses”, relató.

Cierra los ojos Raquel, y cuando los abren están cargados de lágrimas que no caen. «Primero me quedé en shock, no podía reaccionar, hasta que empezó a los gritos desesperados. Fabricio -el mayor- se tiró al piso y se arrastró con el brazo en llamas pero se las pudo apagar. Me di vuelta buscando a Joaco y lo encontré contra la ligustrina… Era una bola de fuego».

Con el bebé en brazos, Raquel se las rebuscó para agarrar por la espalda a Joaquín, a quien «a los empujones logré meter en la casa. Dejé al bebé en un sillón y el pescado en tirar agua pero se toma mas. En eso apareció el abuelo Francisco, que estaba en la cama, y ​​lo agarró y lo abrazó como si fuera un oso y lo apagó. La ambulancia no vino, llegó un patrullero y lo llevamos al Hospital de General Rodríguez»

Joaquín no lloró nunca. Se quejaba un poco por el ardor que lo envolvía. De inmediato lo internaron en terapia intensiva y los médicos, escépticos, le dijeron a la madre que viniera el resto de la familia a despedirlo, «que no pasaria la primera noche». Pero pasó la primera y la segunda noche.

A las 48 horas lo trasladaron al Hospital del Quemado y después de la primera noche allí el mensaje fue parecido. «Hay pocas posibilidades, las quemaduras llegan al 30% del cuerpo». Joaquín escucha, pero su mirada apunta a sus manjares. Sin embargo, agrega: «Siempre estuve despierto, me acuerdo bastante y me acuerdo que no no lloraba».

Fuerón 45 días en terapia intensiva. «El primer mes estuvo grave y la situación no evolucionó, pero en los otros 15 días tuvo una recuperacion increible. Y cuando se creyó que serían unos seis meses para empezar a moverse y volver a caminar, in a mes no sólo se movía por sus propios medios sino que volvió a casa y nadie escucha nada».

Empezó a ir una maestra particular a la casa de Joaquín, hasta que el chico se cansó. «Le dije a mi mamá que quería volver al colegio, que no me importaba cómo me veía». Y un día retornó, todo vendado desde el cuello para abajo: «Sabía que me veía raro pero no me importaba, nunca le di bola al espejo».

Junto sabía ídolo.  Joaquín fue un MasterChef detrás de cámaras y conoció a Damián Betular. "Quiero ser algun dia como el"desea el chico.


Junto sabía ídolo. Joaquín fue un MasterChef detrás de cámaras y conoció a Damián Betular. «Quiero ser algún día como él», desea el chico.

Así es la personalidad de acero inoxidable de Joaco, que mostró sus precoces agallas tolerando el destrato de sus compañeros. «Primero se alejaban de mí, después se reían y burlaban por los vendajes que tenía y por cómo hablaba… medio de costado». Con el tiempo, ya sin vendas, las cargadas y agresiones eran por las marcas y scars.

«Me pasaba en la escuela, pero también en el tren, cuando llevaba los pedidos que me hacían. Entraba al vagón repleto y cuando la gente me miraba se corre como si los fuera a contagiar de alguna enfermedad«, describe hisriendo.

Paralelo a Joaquín desdramatiza sus vicisitudes, se zambulle a otra realidad, la virtual, donde disfruta y se siente como pez en el agua. Allí muestra cuenta con más de 600.000 seguidores en la preparación, cocción y decoración de los postes.

«Empecé en 2021. Hacía videos y vivos con la evolución que había tenido en el último tiempo. También me anima a contar sobre mi vida, sobre lo que me había pasado en el accidente y sobre cómo reaccionó la gente cuando me miraba». La cantidad de seguidores se multiplicaba cada día. No faltaron cariño, afecto, empatía y respeto por la inmensa mayoría. Pero tampoco la burla y la discriminación de unos pocos.

“Las tortas estás más quemadas que tu cara”, “Tenés más cicatrices que Frankenstein”, entre otras frases de tenor parecido que motivaron a Raquel a cerrar las redes de su hijo por un tiempo. En ese lapso de «abstinencia», Joaquín invirtió su tiempo libre in cocinar budines, bizcochuelos y pasta frolas para llevar a comedores y merenderos.

«Yo siempre ayudé y les enseño a mis hijos a que hay que dar una mano mientras uno pueda y sin esperar nada a cambio. Cuando se fue del hospital, Joaco volvió a los pocos días y llevó unos 100 libros que tenía en casa para donarlos a chicos internos que, quizás, no contaban con esa posibilidad», puntualiza Raquel.

El día que Wanda Nara fue a su casa y le compró una torta a Joaquín Nahuel para el cumpleaños de uno de sus hijos.


El día que Wanda Nara fue a su casa y le compró una torta a Joaquín Nahuel para el cumpleaños de uno de sus hijos.

El ciberbullying sufrido por Joaquín impulsó que celebridades como Wanda Nara o la China Suárez pegaran el grito en el cielo. “Qué mundo roto. Horrible. Esta gente es del mal. Y no me vengan con que el odiar y bla, bla. Rompen todo”, había posteado la actriz. Además de que el representante por entonces de Mauro Icardi, que en diciembre de 2021 estaba en Argentina, escribió: «Me encantaría que pudieras hacer la torta de cumpleaños para mi hijo«, la encargó. Y la propia Wanda fue a General Rodríguez a buscarla.

de todo el pequeño convierte en una mini estrella y empezó a desfilar por distintos programas: preparó una torta con Carmen Barbieri, decoró un postre con la cocinera Chantal Abad, fue al ciclo de Guillermo Andino y hasta pudo conocer a uno de sus ídolos, Carlos Tevez, en su fundación Juntos Vamos por Más. «Tevez pasó por lo mismo que yo, se quemó, pero salió adelante y hoy es una estrella… Y yo quiero sucio adelante como él».

Carlos Tevez invitó a Joaquín a su Fundación y Joaquín le dijo: "Pasamos por el mismo accidente y vos lo superaste y sos una estrella".


Carlos Tevez invitó a Joaquín a su Fundación y Joaquín le dijo: «Pasamos por el mismo accidente y vos lo superaste y sos una estrella».

También tuvo la suerte de ir al estudio donde se graba Cocinero y permanecerá detrás de cámaras siendo testigo del programa del que encantaría ser parte algún día. «Pero en una interrupción pude estar con Betu, con Damián Betular, el mejor pastelero, yo quiero ser como él. Y me regaló su libro de recetas y me lo dedicó con todo su amor».

Su relación con los famosos no gustó entre sus compañeros de la Escuela N°15 y el maltrato se acentuó. «Lo cargoseaban, le han pegado y hasta roto la bicicleta. Incomprensible, la verdad, porque Joaquín no molesta a nadie. Por eso decidí que en primer año pasara del curso B al A», hace saber la madre.

“Hay mucha envidia, mucho enojo y también no cae bien que uno tenga las cosas más o menos claras. Me ven raro, como si fuera un extraterrestre»ilustra Joaquín, que levanta un hombro resignado.

«¿Sabes? Tengo ahorritos que guardo para una operacion que me voy a tener que hacer en una vez. No sé cuándo, pero todavía falta… Me dijeron que cuando no pueda mover el cuello, ahí será el momento». cuatro expansores debajo de la piel para alisar la piel del cuelloque ahora tiene pozos y montañitas (sic)». Repite que no le importa. «Si yo estoy bien y puedo seguir cocinando, lo demás no me importa».

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