abril 25, 2024

En Siria, empresarios extorsionados por el régimen de Bashar Al-Assad

En la primavera de 2022, la brigada financiera se presentó en la fábrica de un industrial en la región de Damasco. Durante ocho horas, los agentes estatales revisaron los libros de cuentas, recibos y facturas y revisaron las mercancías. El sirio, que solicitó el anonimato por razones de seguridad, se considera en buenos términos con las autoridades fiscales. Sin embargo, los funcionarios de Hacienda le notificaron las irregularidades y le exigieron el equivalente a 120.000 euros en mora; una buena suma para este empresario cuya actividad está ociosa con el hundimiento de la economía en el país en guerra. No obstante, el industrial pagó la suma para ahorrarse más problemas.

Había oído hablar de los tropiezos de un empresario sirio que, poco antes, había recibido en su domicilio, por la noche, la visita de agentes estatales, tras un allanamiento realizado en su empresa comercial. El contratista fue condenado a pagar el equivalente a 250.000 euros a las autoridades fiscales. Por haber anotado en sus libros de contabilidad una conversión a dólares de todas sus transacciones, el hombre fue acusado de haber activado transacciones ilícitas en divisas. Amenazado con la prohibición de salir del territorio, pagó la suma y luego abandonó el país, devolviendo su negocio inactivo.

Incluso los pequeños comercios de Damasco o Alepo, ningún comercio o industria escapa a la campaña de extorsión protagonizada por el régimen del presidente Bashar Al-Assad al amparo del rigor fiscal y la lucha contra la economía informal. «Cada pequeño comercio ve llegar a los servicios de impuestos, que revisan todos los papeles y amenazan con arrestar a los que quieren cerrar la tienda», observa el economista franco-sirio Samir Aïta. Esta campaña nace en 2020 con el objetivo de rescatar las arcas del Estado y poner en jaque al empresariado, tras el espectacular desplome de la libra siria a raíz de la aplicación de las sanciones americanas César y la crisis bancaria en el Líbano , que cortó el acceso a dispositivos extranjeros en Siria. Al principio al azar, se volvió sistemático en todos los sectores en la primavera de 2022.

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Dentro de la élite empresarial vinculada al régimen, estuvo acompañada de purgas, siguiendo el ejemplo de Rami Makhlouf, el primo de Bashar Al-Assad, despedido de la operadora telefónica Siriatel, a favor de empresarios que gravitan a la sombra del presidente. Cientos de ricos industriales y empresarios han sido extorsionados, amenazados con la congelación de sus activos o el encarcelamiento y, algunos, despojados de sus empresas, señaló el experto Sinan Hatahet en un estudio publicado, en noviembre de 2021, por el Instituto Universitario Europeo. Las comunidades empresariales independientes que dominan los sectores productivos tradicionales (manufactura, agroalimentación, textil) y agrupan a comerciantes y empresarios arraigados en redes familiares y locales, están menos expuestas a estas purgas. Las medidas fiscales y las restricciones a las transacciones en moneda extranjera que sufrirían, sin embargo, según Hatahet, asfixiarían a estos sectores vitales para el empleo y la economía.

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