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Sin innovación no hay futuro. La clave para crecer y para la continuidad de cualquier sector está en renovarse y modernizar su actividad a través de investigación, nuevas técnicas, ideas y descubrimientos que guarente en su progreso. Pero la acuicultura española va más allá. Su objetivo es incrementar la cosecha anual de productos acuáticos (España ya es líder en Europa, con 327.309 toneladas en 2021), pero también, y sobre todo, poner ese conocimiento al servicio de la mjora de sus procesos productivos. Y el reto es seguir haciéndolo de la forma que menos impacta en el medio ambiente.
A través de la Asociación Empresarial de Acuicultura de España (Apromar) y su Red de Innovación (REMA), existen multitud de proyectos con el objeto de incrementar el conocimiento sobre esta actividad. “Cuando nos referimos a innovación estamos hablando de todo aquello que supone un mejor conocimiento que trascienda a todos los alrededores del sector”, cuenta Garazi Rodríguez Valle, responsable de los Planes de Producción y Comercialización de Apromar. “Intentamos realizar una innovación muy aplicada. Es decir, que repercusión lo más rápida y directamente posible en la mjora del cultivo y del bienestar animal”.
La biologa, experta en acuicultura y pesca sostenible, pone el foco de atención sobre el liderazgo que ostenta España en dos facetas: la investigación y la perspectiva de género. “Somos uno de los países europeos que más artículos científicos publica, tiene más centros de investigación y cuenta con más mujeres investigando en acuicultura. Investigadoras, muy reputadas en el sector, que publican novedades científicas de gran relevancia en las mejores revistas del planeta”.
Intentamos realizar una innovación muy aplicada. Es decir, que repercute lo más rápida y directamente posible en la mejora del cultivo y del bienestar animal.
Garazi Rodríguez, responsable de Planes de Producción y Comercialización de Apromar
La actividad de producción animal con menor huella de carbono
El impacto de la acuicultura en nuestros ecosistemas es menor que el de otras producciones. Un ejemplo de la sostenibilidad de esta actividad es su insignificante consumo de agua. “En el cultivo de productos acuícolas no hay apenas gasto de agua. La que se utiliza para el cultivo devuelve después al medio (mar o ríos) en igual o en mejores condiciones que antes, ya que se pura a través de biofiltros”, cuenta Garazi Rodríguez, que gestiona los proyectos de innovación, comunicación y comercialización de la Asociación. Otra prueba de este menor impacto que han comprobado esta profesional y su equipo: la acuicultura es de las actividades con menor huella de carbono de todas las agroalimentarias y ganaderas. A modo de ejemplo, por cada kilo de lubina se generarán menos de 3,0 kg de dióxido de carbono (CO₂), si lo mismo que la producción de arroz, mientras que cada kilo de ternera llega a emitir 29,6 kg.
Todas las estrategias que abogan desde la Unión Europea (UE) por facilitar al consumidor alimentos cada vez más sostenibles, apoyando incondicionalmente el crecimiento del sector acuícola. «No solo tiene menor impacto en el medio ambiente, sino que favorece un aumento de la biodiversidad», explica Rodríguez. De hecho, muchas instalaciones acuícolas de nuestro país se encuentran ubicadas dentro o cerca de espacios protegidos (Red Natura 2000), al tratarse de una actividad ad capaz de generar la recuperación de ecosistemas. «Es decir, que puede mejorar la riqueza natural de muchos lugares, al purificar el agua o ayudar a mantener poblaciones de aves de especies protegidas», relata la bióloga.
Pescado de acuicultura, en casa y en el restaurante
Todas estas prácticas repercuten en la calidad y en la seguridad alimentaria del producto acuícola. El sector está rigurosamente regulado y sujeto a altos estándares de calidad por parte de las normas europeas. Por ejemplo, la trazabilidad del pescado de acuicultura es absoluta: hoy es posible saber desde dónde se ha criado cada ejemplar, hasta el más mínimo detalle de lo que ha comido. Conocer todo el alimento que tenemos en el plato ofrece confianza y un producto de calidad excepcional.
Rodríguez reveló su reciente zancada en el ámbito de la biología: se han elaborado unos estudios para medir el potencial nutricional en pescado de acuicultura, como por ejemplo en atunes rojos, con un resultado que ha merecido algo más que su registro en publicaciones científicas. “Cuentan con más cantidad de omega 3 que los ejemplares salvajes recien capturados”, asegura. “Los individuos de esta especie cambian su medio natural por unos meses en las instalaciones de acuicultura, donde son alimentados para recuperar la grasa perdu pendantidae su migración. que el porcentaje de estos ácidos grasos cardiosaludables aumenta”, cuenta el responsable de proyectos de innovación de Amorar.
Seguimiento de acuicultura mar adentro
El equipo de Garazi Rodríguez trabaja en importantes avances de la acuicultura cerca de la costa o acuicultura oceánica. Se trata de un método de cultivo que se ubica mar adentro, alejado de la costa. La intencion es cultivar mas cantidad de pescado y en un entorno sin competencia por el especio con otras actividades. “Acuicultura cerca de la costa también permite disponer de más espacio, pero la lejanía de la costa obliga a disponer de tecnologías punteras para el control remoto y la monitorización de esos cultivos. En países como Noruega o China ya se realiza, y en España no tardaremos en hacerlo”, avanza Rodríguez.
El sector de la acuicultura cuenta con todos los ingredientes potenciales para consolidar su crecimiento. Las empresas españolas son pioneras en tecnología, el conocimiento científico de los profesionales es escepcional, existen grupos dispuestos a invertir en el sector y, por supuesto, España goza de un privilegio geográfico, con más de 8.000 kilómetros de costa y nueve grandes ríos. ¿Qué le falta, entonces, al sector acuícola español para continuar sobre su senda de crecimiento? “Aún existen barreras administrativas que lo dificultan. Conseguir una licencia para crear una instalación o ampliarla puede tardar hasta cuatro años. Es necesario mejorar la ordenación del territorio, reducir la carga administrativa, incorporar más personal en la administración para gestionar los expedientes…”, reveló el biologa.
Sin esas trabas burocráticas, la producción acuícola podría aumentar considerablemente. Hoy en día la UE tiene una dependencia de alimentos acuáticos del 65-70% que provienen de pagos a terceros, por lo que’existe un énormen para el pescado y marisco de acuicultura española. es la gran esperanza para garantizar la soberanía alimentaria de las próximas generaciones, ya que, según la ONU, para el año 2050 el planeta necesitará un 50% más de alimento y los recursos de la agricultura y ganadería y están al límite. La alimentación del futuro tiene que ser accesible y sostenible y, en este contexto, la acuicultura se hace imprescindible.