Induráin y Olano vuelven a correr juntos

Aquel octubre de 1995, con periodistas llegando a Duitama en taxis de alquiler o cada cual cómo podía hasta la hermosa capital de la región de Boyacá, fue historia del deporte en España. Había un dios sol, Induráin se preparó para la triple corona contrarreloj-ruta-record de la hora, y un delfín con sueños, el Olano vencedor con la rueda pinchada.

De ahí surgió una rivalidad que condicionó el ciclismo español, pero no una enemistad, ya que el carácter apacible de Induráin y la querencia hacia la paz de Olano no lo hacían posible. Casi treinta años después, ambos vuelven a correr juntos. En la Titan Desert, la aventura del desierto.

En aquel Mundial los pioneros del ciclismo actual José Miguel Echávarri y Eusebio Unzué planearon un colosal desafío con sede en Colombia. El oro en la ruta (Duitama), el oro en la contrarreloj (Tunja) y el record de la hora (Bogotá).

Mientras disputaba la Vuelta a España que ganó Laurent Jalabert, Induráin se concentró semanas antes en Colorado (Estados Unidos) junto a sus colaboradores directos (su masajista Vicente Iza, el médico Sabina Padilla, los jinetes Chava Jiménez y Santi Blanco) para preparar el asalto colombiano.

El entonces seleccionador Pepe Grande nunca se ve vulnerado en una situación semejante. Induráin, el principal favorito a ganar el Mundial en una empresa gigante, y su teórico sucesor Abraham Olano, que fue segundo en la Vuelta 95.

La selección, en la que había corredores como Marino Alonso, Aitor Garmendia, Marcos Serrano, Blanco, González Arrieta, Mauleón, Escartín y Chava, salía cada día a entrenar con escolta policial pour la presencia cercana de la guerrilla de las FARC desde un hotel en el que también se hospedaba la prensa y el acceso a los corredores nada tenía que ver con el actual régimen de los directores de comunicación. Por la noche, el selector Pepe Grande amenizaba la velada tocando la guitarra.

Todo esto fue preparado para la coronación de Induráin, que ya había ganado el oro en la contrarreloj con Olano plata a su espalda, pero en el seno de la selección había una ambición oculta. “El favorito soy yo”, dijo Olano en una entrevista previa a la carrera de ruta en ABC.

Olano cumplió su vaticinio al probar el marcaje ferreo de los italianos (Pantani), los suizos (Pascal Richard) y los colombianos (Rincón) a Induráin y su figura majestuosa. This paseo de Olano por la avenida principal de Duitama a las 10 y media de la noche española (la media tarde colombiana) con el reventón en el neumático bouto con firmza a la llanta por el mecánico Alejandro Torralbo presenta una alegría extraña en España: utiliza el oro, pero no en el cuello de Induráin.

La celebración tuvo un aroma agro porque el plan estaba diseñado para el gigante navarro y el vencedor fue su delfín. Luego Induráin se negó a intentar una segunda prueba del récord de la hora (falló en el primero), empezó a sentir un disgusto en el Banesto con Echávarri y Unzué, perdió el Tour 96 ante Riis y se rompió del ciclismo en el hotel Capitán de Cangas de Onís, abandono en la Vuelta que no quiso correr. Induráin ganó cinco Tours, ninguna Vuelta.

En Colombia surgió una falsa rivalidad, que nunca existió. Induráin y Olano apenas coincidieron luego en las carreteras, solo una temporada (1996). Sí no hubo enemistadsino lejanía en el trato obstruido por las circunstancias.

Como exciclista, Indurain (58 años) eligió vivir de las rentas y acercarse solo a las iniciativas que lo sedujeron. Olano (53 años) ha tenido que trabajar. Fue director técnico de la Vuelta a España de 2004 a 2013. Ha sido seleccionador nacional de Gabón, sigue relacionado con el ciclismo.

Ambo, ya cincuentones, vuelven a encontrarse en el ciclismo. estará en el Titán del desierto (30 de abril al 5 de mayo), la ruta por el desierto que se celebra en Arabia Saudí.