Interpretación de los simbolismos en ‘El resplandor’ de Kubrick

https://hips.hearstapps.com/hmg-prod/images/el-resplandor-1539962802.jpg

Desde su estreno, ‘El resplandor’, la adaptación de Stanley Kubrick de la novela homónima de Stephen King, ha generado un sinfín de interpretaciones y debates sobre sus implicaciones simbólicas. Pocas películas han provocado un escrutinio tan intenso en el análisis de sus signos visuales, sonoros y temáticos. Explorar el simbolismo de esta obra exige adentrarse en cada detalle meticuloso, en cada diálogo ambiguo y en la forma particular en la que Kubrick manipula el espacio y el tiempo.

El Hotel Overlook: un reflejo del subconsciente colectivo

El Hotel Overlook no es simplemente un escenario; funge como un personaje en sí mismo. Muchos críticos ven en el hotel una representación del inconsciente. Sus interminables pasillos y habitaciones cambiantes remiten a los laberintos de la mente, especialmente cuando se observa la célebre alfombra de hexágonos cuya geometría desconcierta a espectadores y señala rutas enigmáticas. El Overlook también simboliza la memoria histórica de Estados Unidos: en múltiples escenas, Kubrick muestra elementos indígenas y referencias al pasado sangriento del continente, planteando un subtexto sobre la violencia y el olvido colectivo.

El laberinto: destino, identidad y ciclo

El laberinto exterior es un símbolo notoriamente claro. Simboliza la desorientación mental de Jack Torrance, su descenso a la locura y el ciclo perpetuo de enfrentarse a sus propios demonios. Además, hace referencia al mito del Minotauro de la mitología griega, indicando la bestialidad interior de Jack. La elección de Kubrick de incluir el laberinto (que no aparece en la novela original) subraya la manipulación del destino y lo difícil que es liberarse de los propios errores y traumas.

El don de Danny: la dualidad de la percepción

La habilidad psíquica de Danny, conocida como ‘El resplandor, simboliza la infancia como etapa de sensibilidad extrema, en la que los límites entre la realidad y la fantasía se difuminan. Las visiones de Danny son advertencias, pero también sirven como testamentos de la memoria reprimida y de los secretos familiares. Al mostrar la voz interior de Danny (“Tony”), Kubrick enfatiza la fragmentación de la identidad ante el trauma.

La hacha y la máquina de escribir: emblemas de destrucción y reiteración

El hacha, instrumento con el que Jack intenta asesinar a su familia, es el símbolo más directo de la violencia y la ruptura de los lazos familiares. Esta herramienta resuena con el acto de cortar el pasado y el presente, así como con la imposibilidad de comunicación genuina; acto reflejado también en la emblemática máquina de escribir. El texto que Jack repite incansablemente (“No por mucho madrugar amanece más temprano” en la versión doblada) revela la monotonía, la obsesión y la pérdida de objetivo individual, asociando la creatividad con la locura.

La armonía visual y la repetición

Kubrick utiliza la simetría visual como elemento esencial del simbolismo: desde las hermanas Grady hasta las imágenes perfectamente balanceadas. Estas escenas resaltan el tema de la dualidad: antiguo y presente, sanidad y demencia, víctima y agresor. La duplicidad también se manifiesta en la propia estructura del relato, donde los eventos se reiteran y los personajes parecen encerrados en círculos viciosos e inevitables.

La sangre y los espejos: memoria y reflejo interior

La emblemática escena del elevador derramando sangre en los pasillos actúa como una metáfora de la violencia latente que supera las barreras de la mente. Asimismo, los espejos, que aparecen en varias escenas importantes, representan la incapacidad de reconocerse o aceptarse, reflejando la división en la mente de los personajes. La dualidad entre lo visible y lo que está escondido tras el espejo insinúa la continua batalla interna.

La música y el color: ambiente simbólico

La elección cromática y la ambientación sonora intensifican los significados ocultos. Colores fríos y saturaciones rojas acompañan los momentos de mayor tensión, mientras la música atonal de György Ligeti o Krzysztof Penderecki sugiere lo indecible, lo inquietante que habita bajo la superficie de lo cotidiano. Cada elemento visual y sonoro está calculado para subrayar los estados emocionales y mentales de los protagonistas.

Interpretaciones subyacentes y teorías no convencionales

Una de las razones que hace a la película tan interesante es la variedad de teorías que han emergido en torno a su simbolismo, algunas de ellas son igual de detalladas que controvertidas: desde conjeturas sobre una supuesta confesión cifrada acerca de la falsa llegada a la luna en 1969 (el jersey de Apolo 11 que lleva Danny) hasta conexiones con el genocidio de los nativos americanos. Aunque no se puedan confirmar completamente estas perspectivas, es indudable que Kubrick incluye señales intencionales para promover diversas interpretaciones.

La trascendencia de ‘El resplandor’

Analizar el simbolismo en ‘El resplandor’ requiere reconocer no solo la habilidad técnica de Kubrick, sino también su talento para crear una obra que admite innumerables interpretaciones. Cada detalle, cada imagen y cada pausa están repletos de múltiples significados, envolviendo al espectador en un juego de espejos, pasillos y laberintos donde nada es del todo seguro. Mirar el filme con atención es enfrentarse a las propias sombras, a los recuerdos del pasado y a las áreas inexploradas de la mente; lo simbólico en ‘El resplandor’ es, en definitiva, una invitación a ver más allá, a cuestionar la realidad y a adentrarse en los límites de la percepción y el miedo.