Las multinacionales europeas magnetizadas por los dólares de los subsidios estadounidenses

PAGpequeños hornos, mucha cerveza y casa llena en las alturas de Davos. Con motivo del Foro Económico Mundial, Alexander De Croo, el Primer Ministro belga, recibe a la élite de la industria del «país plano» frente al Rey y la Reina de Bélgica. Empezando por Ilham Kadri, CEO de Solvay, una institución nacional y uno de los últimos grandes químicos europeos. Se suponía que íbamos a hablar sobre el relanzamiento de la industria europea, pero de repente, el jefe se suelta: “Sí, iremos a Estados Unidos. Tomamos el cheque IRA [Inflation Reduction Act] y eso está bien! La ley estadounidense no es nuestro enemigo. Es la mejor elección que le puede pasar a Europa. »

Lo mejor, ¿de verdad? No todos parecen encontrar una excelente ola de subsidios que el presidente Joe Biden pretende verter sobre las empresas que aceptan producir “verde” en suelo estadounidense. El presidente Emmanuel Macron, durante su visita allí el 1^oh diciembre de 2022, un mismo habló de un «riesgo de fragmentación de Occidente». Además, Ilham Kadri reconoce que esta buena noticia marca un «gran riesgo de desindustrialización en Europa». Sentado junto a ella, Aditya Mittal, el jefe del gigante del acero ArcelorMittal, respaldó el sombrío pronóstico.

Desde hace tres meses, los principales industriales europeos envían todos la misma señal: si Europa no reacciona rápidamente, perderá la batalla. El primero en plantear la amenaza es el químico alemán BASF. El mayor consumidor de gas del país, había anunciado claramente en octubre que quería reducir » Permanentemente » sus inversiones en Europa. “Si te tomas cinco años para discutir la modificación marginal del IRA estadounidense, se pierde entre un 10% y un 30% de la industria europea”, aseguró por su parte el director general de Saint-Gobain, Benoit Bazin, en el World Economy Club, el 1^oh FEBRERO.

Metodología imbatible

El gigante automotriz Volkswagen fue aún más explícito el 8 de marzo en el Tiempos financieros. Amenazó con abandonar o retrasar un proyecto de fábrica de baterías en Europa del Este para abrir uno en Estados Unidos. La razón está en una cifra: 10.000 millones de dólares, la ayuda prometida por las autoridades locales para instalarse allí. Una semana después, el grupo anunció la construcción de una unidad gigante en Ontario, Canadá, con cantidades similares de asistencia.

Sin embargo, sobre el papel, la Unión Europea ya ha reaccionado enérgicamente. En una nota reciente del Centro de Estudios Prospectivos e Información Internacional, el economista Antoine Bouët señala que las subvenciones a los sectores verdes en la Unión Europea representan el 0,5 % de su producto interior bruto (PIB) frente al 0,2 % del PIB de EE. IRA. Y luego, como señala Philippe Martin, profesor de economía en Sciences Po, no debemos olvidar que, en comparación con Estados Unidos, Europa sigue siendo un gran exportador y un gran industrial.

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