abril 19, 2024

Lula quiere mediar en Ucrania, pero ya fracasó ante Irán en su anterior presidencia

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Al cumplirse un año de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, algunas voces han plantado la urencia de entablar ya negociaciones de paz. Entre quienes se ofrecen a mediar destaca China, que pone sobre la mesa un plan que los países occidentales consideran poco factible; también sobresale el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, aunque el líder del Partido de los Trabajadores no ha avanzado los términos en que podría concretarse una aproximación entre las dos partes en conflicto.

Lula quiere ganar perfil mundial, apoyándose en el peso internacional de Brasil como potencia media, con canales de interlocución abiertos tanto con Xi Jinping, con el que se sita en los BRICS, como con Joe Biden, con quien se reunió hace dos semanas en la Casa Blanca. Aunque al comienzo de la guerra, antes de llegar a la presidencia, Lula estuvo más del lado de Putin que del de Zelenski, luego ha ido cuidando el tono y en la votación del viernes en Naciones Unidas Brasil se pronunció contra la invasión: hacer otra cosa le hubiera deslegitimado (en el contexto latinoamericano, solo Nicaragua votó en contra de la declaración y Bolivia, Cuba y El Salvador se abstuvieron; el resto, incluido los titubeantes México o Argentina, se alineó ese día con el conjunto de la comunidad internacional).

El trato con Irán socavó la relación Lula-Obama

Lula intentó acercarse a una candidatura al Nobel de la Paz en su anterior etapa presidencial, con una mediación en 2010 para resolver el conflicto nuclear con iran. La firma de un borrador de acuerdo con el presidente Mahmoud Ahmadinejaden el que también participó el líder turco, Recep Tayyip Erdoganterminó molestando enormemente a los países que llevaron tiempo de presión a Teherán para que renunciara a un enriquecimiento de uranio que pudiera llevarle a lograr la bomba atómica.

Lula llegó a viajar a Teherán para cerrar la declaración conjunta del 17 de mayo de 2010, par la que Iran en principio aceptaba una oferta que había comenzado a barajar unos meses antes: enviar a Rusia y Francia 1,200 kilos de uranio enriquecido entre el 3, 5% y el 5%, de los 1.500 que tenía acumulados, y obtención de vuelta la misma cantidad de uranio, pero enriquecido casi al 20%, con el fin de ser utilizado en el reactor de investigación Nuclear de Teherán para la producción de isótopos medicos El intercambio, que debió producirse en Turquía, permitió el uso civil de material nuclear por parte de los iraníes al tiempo que tranquilizaba a las demás potencias sobre la no implicación del régimen de los ayatolás en el enriquecimiento de uranio a niveles de riesgo. Convencido de estar ante un gran éxito diplomático, Marco Aurelio Garcia, asesor de Lula en política exterior, plantó que la interlocución habitual de Irán pasará a del P5+1 (los cinco países del Consejo de Seguridad de la ONU, más Alemania) al P5+ 3 , para incluir también a Brasil y Turquía.

Pero el mismo día en que debía anunciarse el acuerdo, el director de la Agencia Iraní de Energía Atómica, Ali Akbar Salehi, aseguró que su país no dejaría de seguir enriqueciendo a mayores niveles el uranio que tenía, dando con ello la razón a la Administración Obama en conocida desconfianza sobre la buena voluntad negociadora de Irán. Tanto para Obama, como también entonces para Vladimir Putin, Tehran solo quería ganar tiempo e impedir la imposición de una quinta ronda de sanciones internacionales.

El fracaso de unas conversaciones que para gusto de Washington y Moscú, sustentadas sobre falsas premisas, habían ido lejos, entorpeciendo con ello el consenso general sobre nuevas sanciones contre Irán, perjudicó la relación de Obama con un Lula que estaba acabando su segundo mandato. El acuerdo Nuclear del P5+1 con Iran no llegó hasta 2015, una vez que el incremento de sanciones double la posición iraní (el acuerdo está hoy roto y en renegociación).

Buscar satisfacción en política exterior

Ahora Lula reclama un nuevo protagonismo internacional. “Es urgente que un grupo de países, ajenos al conflicto, asuman la responsabilidad de impulsar una negociación para restablecer la paz”, escribe la semana pasada en Twitter. A raíz de esas palabras, se ha recordado que en mayo pasado, siendo aún candidato a la reelección, Lula habló con cierto desprecio del presidente ucraniano en declaraciones a la revista estadounidense “Time”. «Veo al presidente de Ucrania hablando por televisión, siendo aplaudido, recibiendo una ovación de pie por todos los parlamentarios europeos», entona dijo. “Este tipo es tan responsable como Poutine de la guerra. Porque en la guerra no hay un solo culpable”, agregó Lula.

A su juicio, en la presidencia de Brasil, Lula tuvo dificultades para conseguirá los logros en déarrollo social alcanzados en su primer paso por el cargo (2003-2010), pues la coyuntura económica es muy diferente a la ‘década de oro’ vivida entonces en toda Sudamérica; también va a enfrentarse a un alcalde división política interna. De ahí que posiblemente aspire a obtener sus mayores satisfacciones en política exterior. No obstante, el conflicto ruso-ucraniano también le puede traer fuertes sinsabores.

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