abril 20, 2024

Se acentúa la crisis diplomática entre Pekín y Washington tras la destrucción de la maquinaria por parte de Estados Unidos

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El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, habla con los periodistas para discutir el asunto del globo espía de China en el aeropuerto de Hagerstown en Maryland el 4 de febrero de 2023.

Era del tamaño de tres autobuses, pero dejó solo una nube fugaz en el cielo. Ya no hay un globo «espía» chino sobre Estados Unidos. El sábado 4 de febrero, un avión de combate estadounidense F-22 Raptor, que había despegado de la base de Langley (Virginia), puso fin al vuelo del dispositivo de vigilancia avistado sobre el espacio aéreo estadounidense. Y un misil fue suficiente.

La Casa Blanca solo dio luz verde a esta operación cuando el objetivo estaba frente a las costas de Carolina del Sur, sobre el océano Atlántico, para evitar cualquier riesgo de daños humanos o materiales que habrían sufrido sobre el terreno los escombros esparcidos. El globo cayó en aguas territoriales estadounidenses. Inmediatamente, se transfirió una misión de búsqueda para recuperar las partes aún identificables de la nave.

Los cuatro días que tardó la Casa Blanca en ordenar este paro se explican desde un punto de vista operativo. Pero ese retraso ha alimentado a los críticos republicanos que culpan a Joe Biden por su inacción. Además, la telenovela ocupó los medios estadounidenses y despertó la curiosidad de los habitantes de las zonas sobrevoladas, que buscaban captar la pelota en video.

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Pero este estiramiento de la crisis no puede ocultar lo evidente: es ante todo el régimen chino, a pesar de sus desmentidos, el que se encuentra en una posición incómoda, a la defensiva, enredado en sus propias mentiras. Pekín admitió haber expresado su pesar y afirmó que el globo, dedicado a la investigación meteorológica, resultó estar a la deriva. Pero las autoridades estadounidenses dicen que no tienen dudas sobre el propósito de su vuelo: una misión de espionaje.

Una atrevida operación de espionaje

Interrogado por la tarde en el aeropuerto de Hagerstown (Maryland), el presidente Joe Biden explicó que había pedido que el globo fuera derribado el miércoles, cuando supo de su existencia. El líder habría seguido entonces las prudentes recomendaciones de su personal, a fin de evitar daños colaterales.

La nave voló a unos 18.000 metros, muy por encima de los aviones comerciales. En un comunicado, el secretario de Defensa de EE. UU., Lloyd Austin, confirmó que China lo había utilizado para «intento de monitorear sitios estratégicos» en los Estados Unidos, particularmente en Montana, donde hay un silo de misiles nucleares. La aeronave pertenecería a una flota aérea china de estas características, que ya ha incursionado varias veces en los últimos años en el espacio aéreo estadounidense.

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