trabajadores ferroviarios, recolectores de basura y electricistas no se dan por vencidos

A pesar del impulso dado a la discusión en el Senado y de un Gobierno que no descarta utilizar el 49,3 para elevar la edad legal de jubilación de 62 a 64 años, las empresas energéticas, los trabajadores ferroviarios y los basureros parisinos siguen movilizados contra la reforma. Están decididos a hacer oír y reconocer la ira de los franceses.

Para estos empleados, la «despreciado» del presidente de la República, Emmanuel Macron, que se niega a recibir a los sindicalistas y se mantiene sordo a los mensajes de la calle no pasa. Hicieron su huelga renovable y sus acciones. El tráfico ferroviario sigue interrumpido y los botes de basura se acumulan.

Brazos arriba, muchos brazos. Tanto por «la técnica de la tortuga»como lo llama uno de los activistas de la federación nacional minero-energética CGT: masajear lo más posible para ayudar a los compañeros a salir, encapuchados y equipados con monos de trabajo, de un edificio clave, el “Subestación fuente de amperios”.

Este jueves, 9 de marzo, es pasado el mediodía, en Saint-Denis, y se corta la luz durante la hora del almuerzo. Sitios afectados: el sitio de construcción de la Villa Olímpica, un área comercial cerca del Stade de France y centros de datos. Bajo las volutas de humo, se reúnen unos 300 activistas, según la organización, así como el diputado comunista por Seine-Saint-Denis Stéphane Peu y sus compañeros «rebeldes», Antoine Léaument (Essonne) y Thomas Portes, bufandas tricolores en evidencia . Enedis denuncia un «acto ilegal». El gerente de la red de distribución dice haber enviado alguaciles para presentar una denuncia.

«Semana Negra»

La CGT, mayoritaria entre electricistas y gasistas, pretende continuar con la huelga y las acciones hasta la retirada del proyecto de reforma. “Más de 10.000 megavatios diarios de media (…) han sido eliminados de la red! »escribe el sindicato, viernes 10 de marzo, haciendo balance de la «semana negra». En otras palabras, se ha «retirado» el equivalente a diez reactores nucleares. Compensar estas caídas de potencia significa que el electricista EDF –y por lo tanto el Estado, su accionista– paga un alto precio para obtener electrones de reemplazo.

La huelga también continúa en las terminales portuarias de GNL. Al menos hasta el martes 14 de marzo para los de la empresa Elengy: dos en Fos-sur-Mer, en Bouches-du-Rhône, uno en Montoir-de-Bretagne, en Loire-Atlantique. Y al menos hasta el lunes 13 para el de Dunkerque (Norte), gestionado en concreto por el grupo belga Fluxys. Sin estas infraestructuras es imposible obtener suministros de gas natural licuado.

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